“Aún hemos de descubrir la esencia de nuestro pueblo”

Marivi Sevilla

Que lejano queda aquel tiempo en que aquellas mujeres tenían que  ir a lavar la ropa al río, recoger agua en “la azuda”, cuidar de los familiares: padres, maridos, hijos, algún hermano soltero o pariente que se había quedado sin madre.

Preparaban la comida, con lo que había, ayudaban en el campo o en la casa, remendaban, cosían… Lo hacían, servilmente, en silencio.

Amasaban pan, preparaban los roscos y pastas de San Blas o buscaban la manera de estrenar bata, abrigo o alpargatas y si había suerte zapatos…

Eran tiempos en los que se trabajaba en compañía de familia y amigos: en la matanza, la vendimia, la recogida de patatas, el tomate, los pimientos.

Tiempos en los que las mujeres se sentaban a ensartir los pimientos y las rastras se colgaban a secar en las fachadas de las casas, como antaño hicieran sus madres y abuelas… De nuevo, calladas, serviles…

No quedaba, pues, mucho tiempo para ir a la escuela, había que trabajar desde edad temprana, incluso si eras mujer.

Así, cuando comenzaron las primeras fábricas, éstas hacían fila para poder trabajar, pelando espárragos o pimientos.

Y si bien hoy, la vida laboral es más cómoda, las mujeres seguimos lavando, cocinando, criando hijos, estudiamos,  trabajamos….  algunas cosas de nuestro pueblo no han cambiado con el tiempo como debieran.

Así hoy en día son las mujeres las que cuidan de nuestros mayores en nuestra Residencia de Ancianos pero… ¿hasta qué punto está reconocida su labor?, ¿cuál es la calidad de su trabajo?,  y por extensión…  ¿este servicio público tiene  la calidad que requiere?, ¿se persigue con el mismo algún fin que no sea el beneficio empresarial?, ¿alguien se preocupa de que en este centro se atienda como se debe a nuestros mayores?

Nuestros servicios sociales son sin duda mejores que los que nuestros antepasados disfrutaron pero aún con todo podrían ser manifiestamente mejorables.

En nuestro Centro de Salud, atendido mayoritariamente por mujeres, los puestos de pediatra o ginecólogo ¿están cubiertos por personal especialista?

Tenemos carencias pero también la infraestructura necesaria para desarrollar nuestras inquietudes, para dejarnos notar, para conseguir que, en Lodosa, nuestros Jóvenes tengan espacio para poder compartir sus inquietudes.

Las mujeres de esta Lodosa moderna tienen los materiales, las oportunidades y el potencial para crecer, y hacer que sus antecesoras se sintieran orgullosas.

Pero muchas mujeres en nuestro pueblo siguen hoy en silencio, dormidas. Tenemos que despertar, que nos vean y nos escuchen, hemos de reclamar nuestra voz y nuestro voto para cambiar Lodosa, para salir de este letargo en el que seguimos sumidas.

Y así conseguir que Lodosa vuelva a ser un referente social, cultural y, por supuesto, económico para la zona. Que nuestros servicios sociales, nuestra residencia, nuestro Centro de Salud, estén mejor atendidos, con lodosanas al frente de los mismos, capaces, despiertas y valientes.

Este artículo forma parte del último boletín publicado por LOIU y en el que se hace balance de los últimos 4 años de legislatura .

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